Mi verano ha durado tres semanas. Bueno, no!. El verano empieza oficialmente el 21 de junio y dura hasta el 22 o 23 de septiembre, si mal no recuerdo. Pero, tenemos la mala costumbre de llamar verano a las vacaciones. Y cometemos más errores. Horario de verano en las empresas. Ojalá! En la mía empezamos el 1 de julio, hasta el 15 de septiembre. Muy poco tiempo... a mi modo de ver, debería empezar incluso antes que el verano oficial. Cuando abren las piscinas. O cuando el calor aprieta. Cuando pasamos de los 25 ºC, sería lo más correcto... Todo es discutible...
Lo que no es discutible es que he desconectado, descansado y disfrutado (por este orden) en mis tres semanas de vacaciones.

Cada año que pasa, más se perfila mi veraneo como el resultado de descanso + familia + naturaleza. Es la época de volver a casa, al campo, a la playa, a dormir, a comer, a tumbarse, al sol o a la sombra, a leer, a mirar.. a no hacer nada, a pensar, a hablar con los hermanos, convivir de nuevo con la familia, hacer planes con los amigos de siempre...
En tres semanas la diversión queda relegada al último lugar. No es que no la quiera, pero si no tengo tiempo de mucho, antes están descanso y familia. Por eso creo también, que las vacaciones de verano deberían durar como mínimo seis semanas. Oficialmente. Obligadamente. Para todos. Sin discusión posible.

En mis primeros días de vacaciones sólo duermo mucho, regulo los horarios de comida y simplemente descanso y desconecto. No me fuerzo en absoluto. Duermo 10 horas de noche más una siesta de hora y media. Desayuno, como, meriendo y ceno. Descanso, doy paseos y poco más. Lo necesito. Normalmente llego exhausta a las vacaciones, con falta de sueño, mucho estrés acumulado y un terrible agotamiento mental. No exagero.
Después de esos tres o cuatro días de
reseteo empiezo a estar preparada para hacer planes y quedar con gente. Empieza entonces una semana de transición, de descanso, de disfrute, de planes tranquilos, de días de playa, de cenas informales, de ponerse al día hablando, de ver las cosas con algo más de perspectiva.
Cuando llevo una semana de vacaciones, quizá algo más, depende de las condiciones de inicio, es cuando ya me apetece salir de marcha, arreglarme para cenar, bailar hasta las tantas, coincidir con gente a la que hace tiempo que no veo... salir por la noche como lo hacía hace quince años cada viernes y sábado. Pero pasados estos quince años, no siempre se tiene la ocasión. Cuando los amigos están fuera, con los suegros, de viaje, cuando tienen niños y no encuentran canguro, cuando están pensando en lo que les espera al día siguiente, cuando no le encuentran sentido a una noche de música y copas...
Por eso la tercera fase, la de la musiquita y los encuentros, a veces ni llega. Eso me ha pasado a mi este verano. Una pena, si. Pero con tres semanas se ha quedado fuera la tercera fase. Si hubieran sido seis, quizá si habría tenido lugar.

Completadas las etapas de desconexión de la rutina y el trabajo, descanso profundo y restablecimiento de contacto con la familia, la pareja y/o los amigos, pudiendo o no existir la tercera fase, la de la vida social y diversión nocturna, surge la necesidad del chequeo de salud general básica. Reviso mi dieta, ¿a que nos decidimos a aprovechar estos días para hacer ejercicio, caminar más o empezar alguna actividad física? Queremos ponernos en forma. Este año no me pasa como siempre... Nos vemos en la playa, blancos, fofitos, con algún michelín más.... un asquito. Con lo que fuimos!!!Pero aún podemos lograrlo. En estas tres semanas de vacaciones, bueno, en estos quince días que me quedan, puedo empezar a ponerme en forma e instalar en mi rutina diaria la necesidad del ejercicio físico.... Ja!
Y de paso, pido cita para las revisiones médicas que tengo pendientes desde hace meses. Y a ver si puedo deshacerme de esa contractura que me molesta cada día al levantarme...
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"Ya veremos" |
Hmmmm.... va a haber un antes y un después. ¡La metamorfosis es posible!, me digo... Adelgazaré unos kilos, este invierno me arreglaré más, la manicura todas las semanas!, Me apetece retomar contacto con todo el mundo, no puede ser que no hable con mis amigas por lo menos una vez al mes.... Me apunto a baile? Por qué no escribo un blog?, y si nos vamos a algún sitio el puente de diciembre? si lo planeamos ahora nos saldrá tirado de precio...
De repente, zas! ya estás en la ultima semana de las vacaciones. Te quedan seis días para volver al trabajo, a la rutina, a la ciudad. Hay que aprovechar estos últimos días. disfrutar de cada no madrugón, de cada comida en familia, de cada rato de charla o tarde de excursión. No da tiempo a todo. No estoy en forma ni he adelgazado tres kilos, pero he descansado, me he
reseteado, he recuperado la ilusión y hasta la fe en que es posible una vida mejor. Solo hay que tenerlo presente y organizarse bien... Estoy preparada para volver al trabajo. Necesitaba estas vacaciones. A la vuelta me tomaré las cosas de forma distinta. No dejaré que el estrés se apodere de mi día a día.
Pero insisto, es poco tiempo y es una pena. Dónde quedaron esas vacaciones en las que crecías 5 o 10 cm, adelgazabas, te ponías moreno, hasta te cambiaba el color del pelo, aprendías a nadar, o a tirarte de cabeza, te sacabas el carnet de conducir, practicabas otro idioma, conocías gente nueva, hacías buenos amigos... Al tiempo que desconectabas y descansabas, vivías, cambiabas, crecías como persona, evolucionabas, te hacías mayor. Ahora nos hacemos mayores, y qué conscientes somos de ello!, pero no te da para evolucionar mucho, ni para cambiar las cosas. Desconectamos y descansamos. Con suerte. Y nada más. Por eso las vacaciones de los adultos duran tres semanas. A lo mejor lo hacen adrede. Pero yo insisto, deberían ser por lo menos de seis semanas. No me parece ninguna locura, al revés, menos es conformarse con muy poco.
A pesar de todo... aquí estoy, he empezado a escribir un blog!